La huerta orgánica
Que beneficios tiene una huerta de cultivos orgánicos
La huerta orgánica es una formidable herramienta para producir alimentos saludables y de manera barata. Esto gracias a nuestros esfuerzos y con escasos insumos externos, prescindiendo de los agroquímicos, evitando así las consecuencias que estos provocan.
Con esta actividad, se logra un gran aporte a la economía y según la FAO esta modalidad de agricultura de tipo familiar es la manera más eficaz de combatir el hambre.
Pero además, la horticultura orgánica (que se basa en principios de la agroecología), es más flexible para la adaptación al cambio climático. Este es un asunto muy grave, donde la FAO viene apoyando muchas investigaciones desde hace un tiempo a estas fechas. Sin perder de vista que esta actividad agrícola es mucho más amigable con el medio ambiente.
La horticultura orgánica se realiza en los cascos urbanos (es emblemático el caso de la ciudad de Detroit en Estados Unidos de Norte América y otras importantes urbes). También en la zona de las periferias de las ciudades (horticultura peri-urbana) y rodeando a las ciudades conformando un cinturón hortifrutícola. En cualquiera de los casos es posible producir alimentos saludables y diferenciados de manera clara de la producción convencional.
Huerto vertical
En los últimos tiempos, es notable la agricultura vertical, la que se puede realizar en los balcones de edificios, como más se estila. Y también como novedosa, la horticultura en cajones. Son innovaciones muy interesantes, que se adaptan más a las posibilidades de quienes quieren realizar sus cultivos.
Huerta orgánica, huerto y granja
Si en nuestro espacio agrícola cultivamos solamente hortalizas, hablamos de una “huerta”. Si a esas hortalizas se le suma la producción con frutales, a este espacio agrícola le llamamos “huerto”. Y en el caso que además se sumen animales de distinto tipo (hasta vacunos), y entonces ya hablamos que se trata de una “granja“, con cultivos también de plantas forrajeras para los animales y donde todo se recicla de manera más completa.
Por tanto, en base a lo dicho, podemos desarrollar producción orgánica utilizando desde unos pocos metros cuadrados hasta muchas hectáreas (una hectárea son 10.000 metros cuadrados).
Según lo dicho antes, en mi caso comencé a realizar agricultura en un macetón de unos dos metros cuadrados. Luego desarrolle mi huerta de 200 metros cuadrados, después de 500. para luego asesorar a productores de hasta 50 hectáreas de manera orgánica, o por lo menos con producción del tipo “integrada”. Pero siempre con principios de agroecología bien definidos, ya que no se trata de hacer una simple “suma” de plantas.
Podemos ver en todos los casos que la producción orgánica es flexible para los objetivos que tengan quienes la practiquen, desde el autoconsumo hasta la producción para comercialización. Hablamos de huerta orgánica y granja. En este sitio no dedicaremos en un principio a la huerta orgánica, y en un futuro comenzaremos a considerar también a la granja.
Nunca debemos perder de vista que en el caso de producir nuestro alimentos en la huerta orgánica, si tuviéramos un sobrante de producción de alimentos que no consumiremos, hay una población urbana numerosa que esta interesada en el consumo de nuestros productos. Y bienvenidos aquellos que producen hortalizas para comercializar directamente, creando sus canales de comercialización sin intermediación y con venta directa al consumidor.
Jardinería y plantas
¡Sí, claro! Porque unos de los fundamentos esenciales (junto con el suelo y las propias actividades hortícolas), es la mayor biodiversidad posible de especies. La propia naturaleza nos muestra que en la gran variedad de distintas especies es más difícil de que prosperen las plagas y enfermedades, tan habituales en la producción comercial clásica de estos tiempos, con monocultivos muy dependientes de agroquímicos.
Con la presencia de flores en la huerta, aseguramos que los enemigos naturales de las plagas (insectos, ácaros, trips, etc.), sean atraídos y tengan un lugar en donde puedan cumplir con sus ciclos vitales y sean parte del agroecosistema.
Intercalamos nuestros cultivos de hortalizas con las plantas florales, que ya iremos viendo más adelante. Se debe tener en cuenta cada lugar con su clima y sus suelos.
Revolución verde
Se debe de aclarar que actualmente lo que predominan son los monocultivos en la producción de alimentos. Y esto hace la agricultura más complicada, porque constantemente se deben de crear y evaluar nuevos pesticidas y otras sustancias para controlar aspectos sanitarios que ponen en riesgo las cosechas, así como también de buscar nuevas variedades de híbridos y/o trasgénicos. Esta es la agricultura industrial de la llamada “Revolución Verde“.
Pero actualmente, con todos los efectos colaterales de la agricultura de la Revolución Verde es notorio que se debe de desarrollar más esta modalidad de agricultura (y aplicarla de manera imprescindible). Es el tipo de prácticas que estaremos promoviendo en este sitio. La agroecología tiene mucho que decir al respecto.
Es muy común en Europa, realizar la huerta junto con el jardín. Y más aún construyendo canteros con plantas florales en la propia huerta, intercalando con las plantas de hortalizas. También se da la propia integración de las florales con las plantas comestibles.
Esta es una tradición que viene de nuestros abuelos y padres, que ahora se ha perdido. La idea es muy acertada, pues este incremento de biodiversidad (junto con otros factores, como el uso de suelos), permitía realizar agricultura sin usar herbicidas, ni plaguicidas ni fertilizantes químicos, y se obtenían buenos rendimientos y de alta calidad en muchos aspectos, como no se ve ahora.
Actualmente, con los aportes de la agroecología estamos en condiciones de mejorar lo que se hacía en tiempos pasados.
Por otro lado, el uso de plantas florales es notable en los aspectos estéticos. La propia jardinería podría conjugarse con la horticultura en “jardines comestibles“.
Plantas aromáticas en nuestra huerta
En el aumento de la biodiversidad de nuestras huertas, como hemos mencionado, son muy importantes las plantas aromáticas. Esto se debe a esa propiedad que tiene de atraer insectos beneficiosos para las plantas y repeler a los insectos que son plagas. Evitamos aplicar pesticidas que terminan matando abejas polinizadoras o alejándolas de nuestro huerto, evitando su aporte fundamental en la polinización de muchas especies, por sobre todo en la producción de frutas (zapallo, zapallito, frutillas, etc) y semillas (para ser autosuficientes en este aspecto).
El incremento de biodiversidad también disminuye la incidencia de enfermedades de distintos tipos. La diferencia con la producción común de hortalizas es enorme.